Far too good looking to do the cooking...

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Sunday, October 22, 2006

Para Bono que lo mira por TV


"Sam's town" es el segundo y esperado trabajo de la banda oriunda de Las Vegas, The killlers. El disco empieza con el tema que le da nombre, una canción bien bailable al estilo de “Hot fuss” (el trabajo anterior) marcando una despedida de este.
Después del un melancólico interludio de 50 minuntos de piano y voz, comienza el desarrollo del disco que quiebra totalmente con la canción anterior. Lo que comienza es la batalla entre el sintetizador y las guitarras que se va a extender por una hora y media sin un vencedor. Como en toda batalla, la efectividad va bajando con el agotamiento de las estrategias de ataque y, en este caso, el correr de los temas no son la escepcion.
En los primeros minutos, con canciones como “When you were young”, “Read my mind” o “For reasons unknow”, para alivio y esperanza nuestra (eternos pisteros sin más pretensiones que el baile catártico), parece que ganara el sintetizador pero cuando menos lo esperamos aparece el fantasma de The Edje que desde lo ajeno nos devuelve a la realidad.
El colmo de la épica sucede en “Why do I keep couting?” 4 minutos de coros heroicos y estridentes, que parece que duraran el doble. Después de este tema nos quedan afrontar las tres ultimas canciones en donde la energía desciende notablemente, como si la hubieran gastado toda en la balada épica anterior.
Así, quedándose a medio camino entre el sintetizador y la guitarra, entre ponerse serios y seguir divirtiéndose, se disuelve toda la frescura y la sorpresa que habían mostrado con su anterior trabajo.
Pero para los que compramos lo espejitos de colores que vende la New Musical Express, todavia hay una esperanza. Considerando la experiencia con The Stokes (a mi parecer el segundo disco fue más flojo que el primero y el tercero), podríamos darle el benéficio de la duda y una oportunidad para que nos vuelvan a sorprender dentro de un tiempo.

Saturday, October 21, 2006

Miranda!, Un fenómeno televisivo.
Este es un trabajo que hice para la facultad que constaba de consignas precisas, por lo cual, si bien no se contradice con lo que pienso, me vi obligada a adoptar una opinión mas rígida para realizarlo.

El proyecto nació en la pasada entrega de los premios “Martín Fierro”. En una breve actuación, el grupo de pop vocal-electrónico Miranda! hizo versiones de canciones de las novelas más populares en la historia de la pantalla Argentina. Conjuntamente a la idea de la presentación, surgió la idea de lanzar al mercado un EP con dichas canciones.
Los medios masivos han demostrado más entusiasmo con el lanzamiento de este EP, que con los anteriores trabajos de la banda. De alguna manera, la TV se adjudica el homenaje a las telenovelas y lo hace propio.
Las canciones ya estaban probadas por pertenecer a productos que, de alguna manera, afectaron la sensibilidad del público. El éxito era seguro y el efecto buscado preciso.
Para entender el tratamiento de los medios hacia el grupo deberíamos analizar las características de la música y la lírica del mismo del mismo.
Las letras hablan de lo que Umberto eco define como “el único tema universal”, el amor y los problemas de pareja. Este es el tópico clave de la lírica de las canciones clásicas del pop. Cuya principal cualidad es ser simples, pegadizas y adaptables a todo público.
La música marca un ritmo electrónico que esta directamente pensado para la pista baile. La danza no es monopolio de la juventud y suele ser un elemento catártico que funciona para un público universal.
A partir de la definición de estos dos elementos pasaremos a analizar el trato de la prensa para con la banda.
Al esgrimir sus acepciones sobre los hechos que envuelven a la banda y su popularidad los medios masivos se centran en dos hechos. En primer lugar en la ambigüedad sexual marcada en la estética del grupo. A partir de esto surge una especie de reivindicación de esa ambigüedad como algo distintivo. Algo que antes era marginado y ahora se convierte en “glamoroso” y se hace redituable.
En segundo lugar, sorprende el acercamiento que tiene el grupo a los niños. Esta sorpresa viene del contraste con el punto anterior. Aunque es bastante probable que los niños no recaten en este punto, sino, que se sientan atraídos por la teatralidad de la banda. Sus vestuarios, por ejemplo, son ropas brillantes, coloridas y en géneros sintéticos, muy emparentados con lo “fantástico”. Además las letras simples, novelescas y sentimentales combinan con ese desvergüenza característica de la infancia para con estos temas.
Estos son los elementos que hacen de Miranda! Un grupo rentable para los medios por su capacidad de abarcar diferentes tipos de audiencia. Como resultado, este grupo, supuestamente nacido como “under”, se ha convertido, en sólo cuatro años, en un grupo básicamente televisivo.


El uso del kitsch como estrategia de marketing.


Ale Sergi (vocalista de la banda) confesó minutos después de la entrevista que desde el primer ensayo había sido su sueño visitar el programa de Susana Jiménez..
No casualmente, la presentación en dicho programa, fue uno de los hechos que definieron el camino hacia la consagración mediática para el grupo pop, Miranda!.
La mayoría de sus integrantes venían de hacer distintas performances artísticas dentro de los circuitos “independientes” de la Capital Federal. Por eso, es que en sus comienzo fueron definidos como un grupo “under” y el publico de sus primeros show se identificaba con dicha postura. Comenzaron tocando en sótanos, para pocas personas y a mediada que su popularidad fue acrecentando, empezaron a tocar en discotecas y festivales, hasta que llenaron su primer teatro.
Si analizamos un poco la historia del grupo podemos ver que el kitsch siempre fue un elemento esencial de su formación.
Generalmente, se define con la palabra “kitsch” todo aquello que se supone de mal gusto. Pero, si tomamos la acepción adjudicada por Umberto Eco en “Apocalípticos e integrados” el tema se vuelve mucho más complejo. Para dicho autor, el kitsch tiene varias definiciones complementarias. En primer lugar, se puede hablar de algo que se produce en función de causar determinado efecto en el receptor. Es un rasgo típico que encontramos, por ejemplo, en el melodrama de las telenovelas. Otra característica fundamental, es el uso de estilemas incompatibles entre si en una misma obra. O también, la colocación de un estilema ajeno al contexto insertado, ya sea de manera imperceptible o evidente.
Tomando el caso de Miranda!, Podemos ver claramente el uso de estilos musicales aparentemente incompatibles (como lo son: la canción melodramática de pimpinela, los arreglos vocales de Prince y la música electrónica) amalgamados en un solo concepto musical que es vendido al publico como algo de vanguardistico. En el hecho de que esta obra sea autodefinida como arte (la vanguardia pertenece al arte) vemos otra de las cualidades del kitsch.
En este punto las criticas son divididas. Están los que piensan que se hace pasar este concepto como original y artístico cuando en realidad es puro kitsch. Y otros sugieren que Miranda! Rescata al kitsch para convertirlo en arte, como en su momento lo hizo el movimiento “Pop art”.
Es difícil llegar a una resolución entre estas dos posturas, en el caso de un fenómeno que presenta tanto característica mercantilizadas, como de autogestión.
Por su parte, el grupo lejos de negar sus aspectos kitsch los lleva con cierto orgullo. A fines del año pasado, en una nota publicada en el diario Clarín, Ale Sergi describió el estilo del grupo como una mezcla de sus gustos referidos a diferentes épocas: ”copiamos pedacitos y los combinamos, así cuando alguien lo escucha no remite a una sola cosa”. En esta respuesta se puede ver el tono de “rescate” que la banda desea plantear desde su música y su estética. Se entiende que la banda no acepta el titulo de “vanguardia” que el mercado le ha conferido. Si bien, no reniega del mismo, reivindica mediante sus declaraciones todo lo contrario.
Los medios recibieron el fenómeno Miranda! Con la aceptación que todo producto mercantilizado les confiere. Un grupo que ha vendido 40.000 discos en el peor momento de la industria discográfica es un atrayente infalible de audiencias, tanto televisiva como radiofónica. Y como es sabido, en estos últimos años, la TV en especial se ha dedicado más a tratar de aumentar el numero de audiencia que la calidad que los productos artísticos. En la esfera artística en general ha surgido una suerte de transferencia de la importancia de la producción a la venta.
Al llegar a este lugar se nos hace imposible obviar el hecho de la crisis por la que atraviesa la industria discográfica. Desde el Reallity show “Pop Stars” y el suceso de “Bandana” como las estrellas de pop adolescente local, que esta la industria no contaba con tal apoyo de los medios para la difusión de un artista. Aún, antes de la crisis del 2001, las compañías sufrían las consecuencias del vaciamiento del mercado por las copias ilegales y la descarga gratuita de música a través de Internet. El hecho de la aparición de estrellas instantáneas fabricadas en vivo por TV fue una consecuencia de un mercado musical demandante de nuevos productos que fueran más comerciales que artísticos.
Si miramos desde la óptica de la escuela de Frankfurt (principal y primera articuladora de conceptos neomarxistas), estos productos podrían ser vendidos por su valor de cambio, más que por su valor de uso. Estarían dirigidos a una demanda de consumidores fetichistas que avalan lo establecido, lo que esta bien escuchar, por el simple hecho de que todos lo escuchan. La unificación del gusto popular es la principal herramienta con la que cuenta la industria cultural para la venta. Esta unificación generada gracias un mercado de consumo que se mantiene en parte por la publicidad y la extrema difusión de ciertos artistas por sobre otros, que son quizás mas “talentosos” pero menos rentables.
Llegamos a la conclusión de que el hecho de que Miranda! sea el grupo más popular del momento es producto del agotamiento de las estrategias de marketing de las discográficas.
Miranda! No es lo que se llama vulgarmente un grupo “prefabricado”. Que sus integrantes lo hayan armado de manera independiente y que el vocalista sea compositor de todas las canciones son prueba de ello. Cuando los medios pusieron su ojo en ellos ya tenían un disco editado y cierta popularidad entre los jóvenes. Un grupo ya armado y medianamente acomodado en la escena representa menos riesgo para un lanzamiento al publico masivo.
Desde cierta óptica, no esta mal que existan grupos de gusto popular. Incluso, Umberto Eco afirma que es necesario que haya un tipo de música de distracción para algunos momentos de la vida cotidiana. El problema reside en que estas canciones le quiten el lugar a la difusión de otro arte musical.
Muchas veces sucede que nos encontramos con gente que escucha determinada canción o ve determinada película porque no conoce otra opción más que la que el mercado le ofrece. Cuantas veces hemos abierto el diario en la sección de espectáculos y vemos que se le dedica una pagina entera a la vedette de turno, mientras un espectáculo teatral del “circuito off” o incluso oficial tiene una sola línea.
Un efecto relevante, dentro de esta decadencia de la difusión artística, es que con los tiempos de producción también se han acortaron los tiempos de recaudación. Con el crecimiento acelerado del mercado, el interés de la industria esta hoy, más que nunca, en los beneficios a corto plazo.
Las verdaderas obras de arte llevan tiempo en ser aceptadas por sus espectadores. Se necesita un procesamiento de ideas y pensamientos mucho mas complejo y escalonado para comprenderlas. Aunque dicha comprensión es siempre de manera parcial y subjetiva, el resultado enriquece a la persona y a la obra en cuestión, dándole un nuevo significado.
El arte es la máxima expresión de la libertad de pensamiento y creatividad del hombre. Dichas expresiones no deberían ser objetos acomodables a la “libertad de oferta y demanda del mercado”.
Una solución parcial de la cuestión seria una difusión más equitativa de los productos y las obras artísticas. Los empresarios de los medios debería resignar una parte de los beneficios a corto plazo y serían muchos más los beneficios a largo plazo para los integrantes de la sociedad.
Orden y desorden

"Anything is hard to find
when you will not open your eyes"

Algunos, no sin razón, creen que estos dos polos opuestos pueden definirnos como personas. Lo cierto es que, aunque aparenten ser enemigos entre si, juntos pueden constituir una parte esencial de nuestra individualidad.
Existen esas personas extremadamente ordenadas, para las cuales un media fuera de lugar puede representar una tragedia insoslayable. En cambio, otros alegan convivir perfectamente con su desorden. Definiéndolo como una suerte de funcionalidad.
Lo cierto es que conocer tanto el desorden propio puede hacer que perdamos menos cosas. Seguramente, alguna vez nos ha pasado que guardamos tan celosamente algo que después, de tan bien escondido que estaba, no lo hemos podido encontrar.
Orden y desorden pueden (O acaso ¿deben?) convivir en una misma persona.
Cuando pienso en esto, es imposible obviar hablar del lugar que habito la mayor parte de mi tiempo. Aquél cuarto al fondo de mi casa cuya inhospitalidad a veces me avergüenza. Se trata de mi propia habitación. En efecto, lo que hay en ella es un verdadero desorden no funcional. Buscar algo allí puede ser más frustrante que aquello de “la aguja en el pajar”. En el ríspido terreno de la mesa de mi escritorio no hay posibilidad de levantar algo, sin que algún otro desafortunado objeto sufra los efectos de la gravedad. Nunca intentes entrar a mi preciada bitácora sin mirar al suelo. Lo menos que podría pasarte es sentir el crujido de algún plástico.
Cualquiera podría imaginarse que el aspecto estético de una mujer que vive en tales condiciones debería ser, equivalentemente, desaliñado y descuidado.
Paradójicamente, mi apariencia exterior niega todo esa desprolijidad que hay en el interior de mi habitación. Cuando salgo a la calle, todo tiene que estar perfectamente combinado: los zapatos, el cinturón, la cartera. Todo armónicamente conectado. He llegado a combinar el aroma de un perfume con el color de la ropa. Y aunque algunos fantasearán con el hecho de que soy una mujer “multisentido”, se desilusionarán al entender que no es ningún método de seducción, sino mas bien puro reflejo de defensa.
A las mujeres como yo el exterior se nos presenta como imprevisible y amenazante. Preferimos el confort en el desorden oculto de nuestras habitaciones. Concurrimos al modo mas fácil de no enfrentar ese exterior que nos “desordena” actuando y luciendo de la manera más ordenada posible.
Pero claro, siempre hay algo que esta fuera de nuestro alcance. Cosas que no podemos controlar. El acercamiento de factores ajenos e invasores se hace inevitable.
Vivimos en una sociedad y no podemos desentendernos de las personas que la componen. No nos queda otra que aceptar que nuestro mundo de cartón, automático y predecible, que parece tan fuerte, lleva un sello de frágil.
No todos los humanos tenemos la habilidad de traspasar ese armazón que nos separa del mundo exterior y seguir siendo nosotros mismos. Es esa sensación de que en cada intento de socialización dejamos demasiado de nuestra personalidad atrás, lo que nos hace retroceder para no perdernos.