Far too good looking to do the cooking...

Far too good looking to do the cooking...

Saturday, October 21, 2006

Orden y desorden

"Anything is hard to find
when you will not open your eyes"

Algunos, no sin razón, creen que estos dos polos opuestos pueden definirnos como personas. Lo cierto es que, aunque aparenten ser enemigos entre si, juntos pueden constituir una parte esencial de nuestra individualidad.
Existen esas personas extremadamente ordenadas, para las cuales un media fuera de lugar puede representar una tragedia insoslayable. En cambio, otros alegan convivir perfectamente con su desorden. Definiéndolo como una suerte de funcionalidad.
Lo cierto es que conocer tanto el desorden propio puede hacer que perdamos menos cosas. Seguramente, alguna vez nos ha pasado que guardamos tan celosamente algo que después, de tan bien escondido que estaba, no lo hemos podido encontrar.
Orden y desorden pueden (O acaso ¿deben?) convivir en una misma persona.
Cuando pienso en esto, es imposible obviar hablar del lugar que habito la mayor parte de mi tiempo. Aquél cuarto al fondo de mi casa cuya inhospitalidad a veces me avergüenza. Se trata de mi propia habitación. En efecto, lo que hay en ella es un verdadero desorden no funcional. Buscar algo allí puede ser más frustrante que aquello de “la aguja en el pajar”. En el ríspido terreno de la mesa de mi escritorio no hay posibilidad de levantar algo, sin que algún otro desafortunado objeto sufra los efectos de la gravedad. Nunca intentes entrar a mi preciada bitácora sin mirar al suelo. Lo menos que podría pasarte es sentir el crujido de algún plástico.
Cualquiera podría imaginarse que el aspecto estético de una mujer que vive en tales condiciones debería ser, equivalentemente, desaliñado y descuidado.
Paradójicamente, mi apariencia exterior niega todo esa desprolijidad que hay en el interior de mi habitación. Cuando salgo a la calle, todo tiene que estar perfectamente combinado: los zapatos, el cinturón, la cartera. Todo armónicamente conectado. He llegado a combinar el aroma de un perfume con el color de la ropa. Y aunque algunos fantasearán con el hecho de que soy una mujer “multisentido”, se desilusionarán al entender que no es ningún método de seducción, sino mas bien puro reflejo de defensa.
A las mujeres como yo el exterior se nos presenta como imprevisible y amenazante. Preferimos el confort en el desorden oculto de nuestras habitaciones. Concurrimos al modo mas fácil de no enfrentar ese exterior que nos “desordena” actuando y luciendo de la manera más ordenada posible.
Pero claro, siempre hay algo que esta fuera de nuestro alcance. Cosas que no podemos controlar. El acercamiento de factores ajenos e invasores se hace inevitable.
Vivimos en una sociedad y no podemos desentendernos de las personas que la componen. No nos queda otra que aceptar que nuestro mundo de cartón, automático y predecible, que parece tan fuerte, lleva un sello de frágil.
No todos los humanos tenemos la habilidad de traspasar ese armazón que nos separa del mundo exterior y seguir siendo nosotros mismos. Es esa sensación de que en cada intento de socialización dejamos demasiado de nuestra personalidad atrás, lo que nos hace retroceder para no perdernos.

1 comment:

marialaura said...

Vero muy buenos los escritos!!! Te felicito!!! De ahora en más no pares!!! BESOS