Far too good looking to do the cooking...

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Friday, April 18, 2008

Time is agaist me now


Si le cabe el análisis, mi vida debe ser la menos punk de todas y, sin embargo, en estos días, me doy cuenta que, al igual que en dicho género, algunos estaban en una banda de sin saber tocar un instrumento, yo transcurro una vida, prácticamente, sin saber como vivir. Ya sé que es bastante probable que nadie lo sepa, pero yo parezco muy poco predispuesta, aunque sea, a disimularlo.
En mi visión distorsionada de al vida, los demás siempre la pasan mejor, tiene mejores cosas, consiguen lo que quieren. Y a veces me pregunto ¿Cuándo voy a empezar a vivir mi propia vida? A mirar en línea recta hacía lo que depare el mi camino y no distraerme con lo que pasa al costado.
Por otro lado, nunca me gustó lo forzado, siempre creí en lo casual y cuando las cosas nos se dan de la manera adecuada, o de la manera en que yo quiero que se den, le hecho la culpa a las casualidades del destino, de lo cuál no sé deduce que no le ponga esfuerzo a las cosas.
Para mi lo forzado es otra cosa que tiene que ver con eso de mirar al futuro. Es lo planeado, lo premeditado o lo que se hace inevitable calcular siempre al margen de cada situación. Por eso es que, la mayoría de las veces, odio organizar y esquivo todo tipo de planes que me aparejen pensar demasiado en ese tiempo verbal que me perturba.
No me gusta comprometerme con el mañana y si pudiera vivir día a día, al modo mismo del refrán, lo haría con placer. Sería como vivir a través de pequeñas metas, que supondrían darme pequeñas felicidades diarias. Pero, hoy me doy cuenta que vivir así es como estar una maratón en la ruta, donde todos corren y uno va por la banquina caminando. Siempre se oye que alguien gano a lo lejos mientras a mi me queda la mitad del camino. Pero es mi elección, aunque ahora me queje, no puedo culpar a nadie por ello.
Es por todo esto que hoy siento que, en ciertos aspectos de mi existencia, los años se me vinieron de golpe y el tiempo me llevó por delante sin que yo lo previera.
Si pongo mi vida en una balanza, y retrocedo 5 años, nunca me hubiera imaginado a mi en una carrera universitaria y, sin embargo, acá estoy contra cualquier auto-pronostico, viviendo una etapa de casi enamoramiento con mi carrera, que no sé cuanto durará y, obviamente, debido a mi condición anteriormente descripta, no me lo pregunto con mucha frecuencia.
Pero, de otro lado esta ese aspecto eternamente irresoluto que, a un año de cumplir el cuarto de siglo viva, molesta más que nunca: el sentimental.
Si, suena tan repugnante como cursi, pero creo que a nadie le gusta estar sólo y sino prueben escuchar la discografía completa de Morrissey un sábado a la noche y van a entender lo que hablo(?).
La última persona con la que salí (si se le puede llamar salir a verse una vez por mes) -si, vos y si lees esto es porque no me borraste del msn je-, me dijo adiós a los tres meses, no sin antes escuchar mi patético llanto por el tubo telefónico.
Y ahora, no sé, tengo menos expectativas que nunca, casi me estoy resignado a la soltería menos idílica que existe, esa que no tiene nada, pero nada, que ver con lo que me muestran las series de televisión que veo.
Un ejemplo cabal de ello son el tipo de actividades que últimamente ocupan mis días: voy al cine sola, recorriendo cada librería o disquería que se me cruce en el camino, haciendo paradas estratégicas en los kioscos para comprar bebidas o cigarrillos, y vuelvo de noche en colectivo, para esconderme en el último asiento y leer libros usados e impregnados de tierra y olor a humedad que no me dejen pesar en otra cosa, ni mirar lo que pasa al rededor.
En una de mis últimas visitas al cine me pegué un gran susto cuando, caminado por Corrientes y Callao, me topé con un completo extraño que me siguió una calle entera para preguntarme “si había ido a ‘ese’ festival de cine independiente” y luego decirme “vos decís que estas apurada pero yo veo que lo tuyo es ansiedad ¿o me equivoco?”.
La verdad es que al chico le sobraba cara de loquito y daba más para cambiarse de vereda que para seguir por la misma, en un paso más rápido, y pensar lo que me dijo, como finalmente hice.
Si el pánico no me hubiera ganado , me habría gustado contestarle que no, no es ansiedad.
Pensar en el futuro no me genera ansiedad, sobran las evidencias de que nunca lo hizo. Lo que tengo es sólo temor, un gran miedo a la soledad, aún más grande que el que me dio que un perfecto desconocido, con la excusa de saber algo sobre mí, irrumpiera en ella.

2 comments:

Unknown said...

te juro por alá que yo a ese loco me lo cruzé por corrientes como hace dos años y me dijo LO MISMO

con respecto a lo otro, te entiendo verito, mi vida de soltera no ameritaría en absoluto un capítulo de sex in the city (?)

y bla bla bla, no se, te entiendo demasiado, no me quiero poner a detallar porque me deprimo, pero si querés algún día café mediante debatimos

beso

Giselle said...

Ay niña primero me presento (Giselle mucho gusto, soy su ex compañera de Taller 2 ^^) continuemos ...

La soledad es un estado tan real, brusco pero necesario en un punto, es enfrentarnos a nuestro ser y poder pensar en quien somos ... es ahí que te planteas en la marathon de esto que llamamos vida.

Creo yo que en este momento necesitas ese momento de planteo para poder dejar de mirar al costado y verte vos misma ... y que res.

De metida nomás te digo, fluí ... hace lo que te produzca felicidad, lo que te plazca y que no te importe que sea en soledad, ya que sos vos la que siempre esta con vos.

Y la soltería nunca es como en sex and the city


Cuando quieras arreglamos y tomamos un te (va por lo menos yo) y es más queres vamos y vemos la peli de sex and the city =)